¡Viajamos a dedo en México y estamos vivos!

¡Viajamos a dedo en México y estamos vivos!

Un toque de paraguayismo

Antes de explicarles como nos fue el dedo en México, quisiera hablarles de una palabra de origen guaraní muy utilizada en mi país: “Taha – taha” (que se pronuncia /tajá-tajá/ si partimos desde la fonética del español). Este es el nombre de una planta muy peculiar conocida científicamente como «desmodium canum». Quienes la han visto saben que cuando las semillas están maduras se expanden mediante sus minúsculos pelos. Con estas pequeñas espinas se adhieren a la piel de los animales y/o a la ropa de los seres humanos.
Por otro lado, el término «taha» se relaciona con el verbo irregular «ho», que en guaraní significa ir, «yo voy» se conjuga «che aha» y al colocar el sufijo «ta» se le agrega un sentido de voluntad o deseo, en lengua hispánica podría traducirse como «podría ir, debería ir o quisiera ir». Esas son las razones por las que en Paraguay llamamos «taha-taha» a las personas que fácilmente se suman a los viajes. Este apodo nos sienta muy bien a Samuel y a mí. Somos un par de taha-taha que después de vagar por diferentes caminos, se han reencontrado en México.

Mientras escribo estas líneas no me dejo de imaginar las carcajadas de Samuel cuando las lea. No le terminará de sorprender que haya podido colar referencias paraguayas en un artículo en el que se supone hablaré de las bondades del dedo en México. La introducción me sirve como excusa para darles las gracias porque, si leen esta entrada hasta el final, significa que me han aceptado como nueva integrante de “El Mundo En El Objetivo”. Pero ya pasando al tema que más les importa, ahorita (como dicen por aquí) les cuento sobre nuestra experiencia recorriendo a dedo esta tierra de mucho sabor.

Claro dedo en mexico tamul
Haciendo dedo por la provincia de San Luis Potosi. Objetivo del día : las cascadas de Tamul.

Por qué nos fue tan fácil el dedo en México

Quienes nos siguen en redes sociales sabrán que hemos llegado al «valle del Anáhuac» por motivos laborales. Pero este factor no ha mermado nuestras ganas de salir a explorar nuevos sitios. Es por ello que aprovechamos unas pequeñas vacaciones para iniciar una corta pero intensa travesía desde la Sierra Gorda hasta la Huasteca Potosina. Para ganar algo de tiempo tomamos un bus hasta el pueblo mágico de Tequisquiapan. Desde allí ya empezamos a hacer dedo o, como lo dicen aquí, a pedir «ride». Lo que jamás nos imaginábamos era la facilidad con la que lo íbamos a conseguir. Sin dudas toda la experiencia superó ampliamente nuestras expectativas. Tal es así que, cada tanto nos ponemos a analizar las razones del porqué nos resultó tan fácil, nos pusimos de acuerdo con estos cuatro motivos:

1- Los mexicanos son muy hospitalarios. Esto lo hemos sentido no solo en el viaje, sino también en nuestra vida cotidiana. Pero el viaje a dedo hizo que hoy estemos mucho más convencidos de hasta qué punto están dispuestos a ayudar.

Chofer dedo méxico
Este señor estaba volviendo del trabajo y nos levantó. Nos contó que hizo el doble de Antonio Banderas en «La mascara del zorro», para algunas escenas que se grabaron en su pueblo, San Miguel Regla.

2- En las rutas mexicanas hay demasiados “topes (lomadas, bandas de frenado o reductores de velocidad). De verdad, ¡las cantidades son excesivas! Todo aquel que viaje a dedo entenderá que encontrar uno de estos en la ruta es, por lo general, un golpe de suerte. Lo cierto es que nos ayudan muchísimo, porque los vehículos reducen bruscamente su velocidad y les da tiempo de vernos y decidirse si parar o no.

3- Los conductores acostumbran llevar pasajeros en la caja de sus camionetas y no les ponen multas. Esto, junto al hecho de que no les importe frenar directamente sin hacerse a un lado, son las dos cosas que no dejan de sorprendernos. Si bien ir atrás, en una ruta con curvas bien cerradas, y con apenas un par de manos para sostenernos, no es la forma más segura de viajar, debemos admitir que se disfruta aún más la experiencia.

Clara disfrutando viaje caja
Disfrutando del viaje al aire libre…
Samuel viaje en caja incomodo
Recorriendo los caminos entre bolsas de comida !

4- La idea de que «es un país muy peligroso» les impulsa a pisar el freno. El miedo de que a nosotros nos pasara algo malo los motivaba a llevarnos. Una vez en sus vehículos nos insistían que tengamos cuidado. Pero lo más interesante fue escuchar como cada conductor mandaba el riesgo un poco más al frente. Cuando estábamos en la Sierra Gorda nos decían que en San Luis Potosí no debíamos confiarnos. Una vez en la Huasteca Potosina, las personas que nos llevaban nos decían que no fuésemos más lejos de Ciudad Valles.

Nuestros mejores «golpes de suerte»

Todo esto lo aprendimos en tan solo dos semanas de intenso recorrido. En este corto tiempo la ruta nos puso en el camino de un grupo de amigos que andaban de vacaciones por la Sierra Gorda. Nos dijeron que iban a poder llevarnos hasta poco antes del pueblo de Pinal de Amoles. Pero cuando bajamos y ellos vieron que se nos hacía de noche, nos invitaron a acampar con ellos en el mirador Cuatro Palos, un lugar con unas vistas preciosas. Como viajábamos sin carpa (tienda de campaña), ellos mismos nos prestaron una y hasta nos compartieron sus alimentos. Al día siguiente nos dejaron seguir con ellos hasta el Puente de Dios del río Escanela.

Colores amanecer mirador cuatro palos
El amanecer y sus colores en el mirador cuatro palos, entre cobijas y magueys.

Cuando ya íbamos saliendo de Querétaro divagábamos con la idea de que en San Luis de Potosí también nos pasara algo similar. No pudimos creer cuando una pareja nos invitó a ir con ellos a las Cascadas de Tamul y a otros puntos turísticos los días siguientes. Pero esta vez no nos fue posible aceptar la invitación porque ya le habíamos confirmado nuestra llegada a una Couchsurfer de Ciudad Valles.

Lo más lindo de viajar con gente local fue que nos recomendaban más sitios de los que figuraban en el folleto turístico. Además que nos daba una mínima idea de cómo vive la gente local. De hecho, ya cerca de Ciudad Valles, un conductor que iba en una confortable camioneta nos dejó mudos porque escuchaba «narcocorridos». Nunca sabremos si la música tenía algo que ver con su trabajo o no, pero sí nos sorprendió que al final del viaje nos obsequio una linda artesanía local.

Huastequita
Otro regalo en la ruta : una Huastequita !

Sin dudas, lo mejor se nos fue reservado para el final. Cuando tuvimos que volver a la capital nos tocó una ruta grande y difícil, casi autopista. Ya no habían topes, ni pueblos cercanos. Levantamos el dedo por si acaso, casi dudando. Incluso ya pensando en que con suerte nos pararía el ómnibus. Ya estamos acostumbrados a lo que parecen solo «golpes de suerte», pero nunca nos hubiéramos imaginado que nuestro último ride en esta vuelta sería un grupo de mariachis, el Estrella Show, que volvía a casa después de un espectáculo.

Dedo grupo mariachis mexico
El logro máximo para unos viajeros a dedo en México : que les llevan un grupo de mariachis 😂

Tal vez estés pensando que solo nos acompaña la suerte y que somos demasiado testarudos. No creas que no tomamos algunas precauciones, por ejemplo no viajar a dedo por la noche en lo posible. Pero aunque cada tanto nos hablen de los peligros, nosotros nos resistimos a que el miedo nos paralice. Y seguimos creyendo que hay mucho más de México de lo que nos cuenta la prensa sensacionalista.

 

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